El luto por la pérdida de un ser querido no es fácil de soportar. Esto no significa que muera, sino que ya no está con nostros por algún motivo.
«A la mula vieja, cabezadas nuevas.» Proverbio charro
¿Te has dado cuenta de cómo las personas que nos rodean no siempre quieren lo mejor para nosotros? Tengo motivos para pensarlo, a pesar de ser practicante del Budismo. No veo el por qué del egoísmo, del protagonismo, del ser o considerarse el único benefactor de los favores de nuestros padres, hermanos, parientes en general. Es común que suceda, tengo varios casos documentados y otros no tan obvios y solamente percibidos, pero casi confirmados, ¡es cierto! Qué pena, porque solo arruinan la posibilidad de que sus familiares encuentren la felicidad.
Caso típico, el hijo que se siente desplazado por el amor de la pareja de su padre /madre.
Me sorprende el egoísmo y la falta de seguridad en las personas que critican y cuestionan los amores de sus progenitores. Como ejemplo clásico surge el de mi amigo que vive en una ciudad cercana a la capital. Conoció a una hermosa y voluptuosa mujer en un encuentro casual. Logró establecer contacto con ella a través de un vecino y en su calidad de representante de colonia. Estuvo con ella en varias ocasiones, visitándola y convirtiéndose en su amigo, la distancia entre ellos era poca y eso facilitaba los encuentros. Ella, divorciada con dos hijas y él soltero, nunca casado. Todo marchaba de maravilla, tenían una relación cordial y se buscaban para compartir eventos, casos y circunstancias. Sin embrago, las hijas de ella se dieron a la tarea de echarles todo a perder, bajo el argumento de que él no era digno de sus favores, hicieron hasta lo imposible por separarlos. Nunca estuvieron, de hecho, de acuerdo con sus visitas y desde un inicio se lo hicieron saber a su madre. Ellas terminaron con las esperanzas de mi amigo por lograr entablar una sana convivencia y dicho sea de paso, con una probable relación amistosa o amorosa que nunca sabremos si hubiera funcionado entre ellos, sin las hijas. Cuántos casos de estos habrá en el mundo ya que, “jueces implacables de sus padres serán por siempre”.
Me hicieron recordar «Los Miserables» de Claude Lelouch donde el paralelismo en el comportamiento es, dasafortunadamente muy real.