Unos recuerdos del 2011 también por la mirilla. Los koans y las fábulas zen que nos ilustran la vida en compasión.
Platicaba hoy por la mañana Toan Sunim, quien es el maestro Zen coreano de México, una anécdota que forma parte de una película, a manera de ejemplificar las enseñanzas.
Estaban un niño y su padre en el jardín comenzando a plantar un árbol pequeño, el padre le daba consejos de cómo cuidarlo y qué tipo de acciones debería de tener para que el árbol no se secara. Y le platica las siguientes fábulas:
Había una vez un par de monjes budistas, uno muy sabio y su aprendiz. El monje le indicó al joven aprendiz que fuera a plantar un árbol seco, en lo alto de una montaña. Su misión sería ir a regarlo diariamente, para lo cual tenía que caminar la mitad del día para llegar a él y la otra mitad para regresar. El aprendiz no le pregunta el objeto de hacer esto a pesar de que se trataba de un árbol seco; va y planta el árbol en la parte alta de la montaña y así le hace, todos los días, por el lapso de tres años, va a regar el árbol y regresa al monasterio al anochecer. Así fue por todo este lapso, regaba el árbol seco sin esperar nada; hasta que, un día al llegar a donde estaba plantado, se queda sorprendido porque lo ve lleno de flores.
Saca tus propias conclusiones. La tenacidad.
Luego le platica acerca del puente del pueblo y unos soldados, diciéndole que los soldados no pasan marchando por el puente porque éste a la larga, se debilitaría y se caería debido a la fuerza que ejercen los soldados al marchar encima de él. Esto nos dice que cualquier fuerza que se aplique sin medida, puede causar que el puente se caiga, o en otras palabras, no forzar las situaciones que resultarían excesivas con el tiempo, cuando se trata de un elemento fundamental como lo significaba el puente en la historia.
Las dos lecciones significan el cuidado y la constancia, por un lado. Por el otro, se representa en el movimiento y la fuerza que se ejerce en una acción pudiendo provocar un desastre, como treparse a él cuando crezca, jalar de sus ramas sin cuidado, desatenderlo.
Me pareció que sintonizaba con tu situación y la de tu padre, al cual amas y del que aprendiste mucho de lo que eres.
Me vi reflejado en el mío, mi padre que actualmente, provocado por una acción desmedida, sin preveer, perdió la manera de caminar por sí mismo, para siempre.
Besos.