Nunca es tarde para encontrar el camino.
Mi nombre es Fernando Xxxxx Xxxxx Xxxxx , demasiado largo para mi manera de verlo, los que me conocen saben a qué me refiero. Sin embargo, a mi padre le gustaba que sonara con estruendo en todas sus sílabas, en tres apellidos. De hecho, fui registrado dos veces por cambiar de lugar de residencia, primero fui Fernando Antonio – mas todo lo demás- para que luego comprendieran el ingeniero y mi madre que no era del todo apropiado que, después de mencionar el primero y segundo nombres, tuviera una letanía de estirpe o jerarquía adquirida por herencia tan larga e incómoda para un niño. Naciendo en el día de San Antonio y siendo la abuela paterna «Antonia» casi era obligado portarlo, pero me escapé de esa a temprana edad. Sí considero que tantos apellidos me pusieron algunos obstáculos en el camino provocando confusión entre los maestros ya de primaria como los que le siguieron.
Desde muy chico he convivido con la escritura y la lectura, mis primeros cuentos los hice a la edad de seis años y a mi hermana la enseñé a leer cuando ella tenía escasos 3 o 4 años, aprendió muy bien, ya que ahora es una directiva de varias empresas internacionales.
Como sucede en todas las familias de clase media en esa época, se me convenció de que estudiara algo que me procurara estabilidad económica, que me parece podría ser la inquietud de todo padre, procurar que su hijo tuviera la capacidad de mantenerse y sobresalir dentro de una sociedad de consumo emergente de los sesentas.
Así que a pesar de que mi inclinación natural hacia el arte como la escritura, la pintura y la música, me integré a la práctica de los charros en varias de sus suertes; siendo afición de mi padre, desde muy pequeño anduve entra las patas de los caballos, me dormía sobre las pacas de paja después de las extenuantes jornadas acompañando a mi señor, tengo miles de anécdotas ecuestres y de supervivencia. Cuentan las familias que mi abuela materna se enojaba con mis padres por permitirme montar enormes caballos con mucho brío y de muy fina estirpe a los 4 años cumplidos. Como referencia al dato, resalto el haber obtenido el reconocimiento del periódico El Heraldo de México al nombrarme “fotografía del año” por ahí de 1968 teniendo doce años de edad. Definitivamente salí bueno para el caballo.
De mi afición por escribir recuerdo los cuentos que imaginé antes de los doce, mi madre se congraciaba platicando de mi cuento del “Coyotito Pasajero” a las visitas, amigos o parientes. Algunos relatos de eventos que me tocaron vivir narraba, o una especie de diario cuando estuve enfermo (de alguna manera tenía que sacar la frustración, dolor, limitaciones) para llegar a la adolescencia escribiendo algunos poemas que un profesor de castellano exaltó como muy buenos, poemas que jamás recuperé y que además el evento se repitiera durante la preparatoria, más de veinte poemas, como también algunos ensayos en prosa nuevamente compartidos con un maestro de esa institución que nunca regresarán.
Mi vida ha estado llena accidentes, enfermedades, aventuras llenas de audacias. Mi cercanía con la muerte ha sido una fuerza adicional para llegar hasta donde me encuentro. Existe un capítulo de La Mirilla que menciona las veces que he estado cerca de la muerte desde antes de nacer hasta fechas recientes; algunas enfermedades que me han quitado la posibilidad de continuar con trabajos o relaciones de negocios, donde podría haber asegurado mi futuro económicamente y que por esas aras del destino nunca llegaron. Amistades de corto alcance que se diluyen en el camino de este aprendizaje llamado vida, lecciones.
A este libro lo conforman ese tipo de historias audaces, relatos de gente cercana a mí que ha sufrido desencantos o enfrentamientos con la vida y personas que nunca entendieron de motivos o razones de su existencia -caminando se encuentra a la gente que tiene algo que contar. Si decidí terminar La Mirilla ha sido gracias a una mujer que volví a ver y amé profundamente después de treinta años de no saber de ella, compañera de la secundaria a la cual asistía en la ciudad de México. De ahí los dos probables inicios que integro en la primera parte del libro, cuando dos almas de encuentran en un momento de sincronía y se aman pensando en la eternidad.
La Mirilla es una actitud. Esa misma que me traía a la puerta de mi bisabuela para curiosear y ver a quiénes pasaban por enfrente de su departamento. A la edad de 3 o 4 tenía que arreglar varias piezas del mobiliario para alcanzar la altura requerida y asomarme por ese pequeño agujero que me comunicaba con la realidad, yo dentro y los demás afuera, por lo que podía inventar y crear historias de cualquier persona que pasaba por enfrente. Así me sucedió en varios capítulos de mi vida como podrás constatar (lector) al avanzar en los cuentos que le presento.
La idea de publicarlo fue considerar que la vida de cada uno de nosotros es única e irrepetible. Transmitir mis experiencias para que mi público lector tenga en mente lo efímero de la vida y a la vez, su intensidad visto desde los ojos de un niño, adolescente y luego ya como adulto es la primera razón. Pero deberé de volver a mencionar a esa mujer que me impulsó a continuar escribiendo, su fe en mi capacidad aún me conmueve a pesar de la lejanía que ahora se interpone entre los dos. No sé ahora si fue su cariño, su gran cultura, su amor por una sincronía o una necesidad de auto-aceptarse lo que la hizo mi musa y único y verdadero amor (si es que eso existe).
De lo demás podrás dar cuenta mi querido lector, de lo fantástico que cada una de las historias contiene.
Algo importante resaltar es el hecho de haber intercalado poemas, ensayos, correos electrónicos, de muchos escritores que marcaron mi vida al lado de esta excepcional mujer, casi en orden cronológico pero definitivamente, en la manera cómo se dieron el amor y el desamor, la tristeza de la ruptura, el abandono emocional durante muchos años por no haber logrado permanecer a su lado. ¿Habrá sido para mejor? No lo sé aún.
Derechos reservados 2021®
3 comentarios
En tu recorrido de vida tan interesante facil y difícil . Lograste ser un gran poeta y escritor transmitiendo tus vivencias y tus sentimientos. Me gusta mucho como lo describes pero lo que mas me gusta es tu manera de vivir el amor con un recuerdo de la persona qué amaste donde puedo ver tu alma.
Qué bonito comentario Nelly querida, me da gusto de que así te parezca. Gracias por pasar por este espacio y comentar y espero que lo que siga subiendo obtenga la misma sensación en ti. En realidad escribo así porque no conozco otra manera de enamorarme, no me guardo nada. Es peligroso como ya lo experimenté con Gogó, que sí fue una relación plena pero no rindió lo suficiente. También tuvo que ver con la gente a su alrededor pienso yo y también, por qué no, es probable que yo mismo haya inclinado el bote para que se fueran al fondo del mar mis ilusiones, mi cariño, la pasión. Such is life… me encantaría regresar claro!
Cuídate querida, yo también soy tu fan nomberwan.
Si, gracias. He estado respondiendo conforme se van presentando, solo el de Nelly que no lo pudo hacer en la primera oportunidad. También siempre checo si necesita autorización, esas notificaciones me llegan al buzón de ferjcano39. Por cierto, te preguntaría si todos pueden ver mis comentarios o solamente la persona que me escribió, porque he hecho algunas confesiones que no a todos les interesa.