Hoy me propuse recorrer tu rostro con lo que me queda de memoria.
Es fácil para mí, siempre te tengo presente. Solo necesito cerrar los ojos y acercarme a ti, desde acá. Comienzo por el nacimiento de tu cabello al centro de tu frente, con mis dedos recorro esa línea delgada que separa y une a tu frente con el nacimiento, del centro hacia los extremos, suavemente, tocando con las yemas como si se tratara de una limpieza, siempre en el extremo donde se une tu hermoso y abundante cabellera negra. Mis dedos índices, medios y anulares son los privilegiados, recorren lentamente la superficie de tu piel, con miles de arrugas entrelazadas que se multiplican y diversifican, hacia afuera y dentro de tu preciosa faz. Lo creo tanto, que tengo que comenzar de nuevo, para disfrute de mi alma, del centro hacia los extremos, terminando en tu angulada mejilla, queriendo cerrar las manos y tomarte entre ellas para darte un beso cariñoso. Regreso de nuevo y ahora bajo por el centro, haciendo un roce con el perfil de mí uña sobre tu nariz, solo para confirmar que estás ahí, que sigues ahí. Tienes los ojos cerrados, desalmada negra, no dejándome ver a través de ellos hacia tu esencia, es como querer entrar a un jardín sagrado a ciegas, solo usando la memoria y el tacto, agregando el aroma que me seduce y me guía indistintamente hacia ti, sin tú saberlo.
Súbitamente me viene a la memoria una canción romántica que te gusta y acompaño tu voz desde mi corazón, saltando con cada frase que pronuncias. Ahora la emoción me hace vibrar, mi cuerpo se estremece al tenerte en las palmas de mis manos, viendo tu enigmática sonrisa, escuchando tu voz de bohemia entonando cada sílaba que la conforma, a esa palabra y la que sigue, en una interminable cascada de vocablos sucedidos con emoción, porque tú no cantas por cantar.
Detengo mi dedo sobre tus labios para que no pronuncies más; mi alma está por salir de su lugar, se agita, se evapora con tanta emoción y no quiero perder este instante. Sin embargo, por un momento no tomé en cuenta tus labios que son tan seductores y tú, al sonreír con mi atrevimiento, al mirar mis ojos incrédulos frente a ti, disfrutas del momento como si no fuera suficiente mi suplicio. Podrías estar burlándote de mis sentimientos, podrías estar disfrutando tanto por sentirte más que amada; trato de comprender tus actitudes, tus movimientos siempre me habían parecido displicentes cuando en el oasis ibas de un lado al otro, atendiendo mil proyectos pendientes, la salud de los tuyos que tan celosamente mantienes oculta para no dar oportunidad de reflejar una debilidad, tu bondad y compasión al atender a quien te lo pide, sin reparo y sin dudas, solo por ayudar.
Tus ojos. No has abierto tus ojos; me detienes con tus pensamientos, me privas de mi autonomía para no dejarme ir. Me retienes más profundamente de lo que te imaginas y caigo en una espiral sin fondo, inerme, solo salvado por tu voz, que una vez más pronuncia las palabras: “ Y volver a ti”. Tus ojos se abren ahora, lentamente, la sonrisa sube a tus párpados y agudiza tus arrugas benditas. La fuente de toda liberación se ha abierto y puedo penetrar de nuevo; ¡Al universo doy gracias de regresarme lo que creí perdido! Esa misteriosa llamarada altiva que emites con solo voltear, con tu intención basta y me siento bendito por haberlo logrado.
¡Qué hubiera sido de mi vida de no haberte tenido aunque haya sido sólo por un suspiro!
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8 comentarios
Hermoso y enternecedor!!!
A quién le dedicas estos bellos pensamientos?
Ay, pues qué te digo, jeje! ES una exnovia que tuve hace como diez años, después de divorciarme y que me quedé pegado a ella, dice una amiga mía que le sabe a eso, que se crean lazos kármicos y que a pesar del tiempo NO se disuelven. Al contrario, se refuerzan.
Eso significa que seguirá en mi corazón. Es una pena porque ni para atrás ni para adelante! 🙂
Lo mejor de todo es que nos conocemos desde que teníamos 12 años, estudiamos en la misma escuela y nos reencontramos en una comida del Colegio.
Ella se llama Esther, se apellida Guindi. Pero no le gusta que le llamen por su nombre, su apodo es Gogó. La historia de su apodo es vaciada!
Nos reencontramos en una comida de la generación y pues anduvimos casi un año.
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