La boda siniestra
“Los amigos falsos son como las sombras: sólo nos siguen cuando brilla el sol” Gaby Garrido
Tuve la enorme fortuna de reencontrarme con una compañera de la secundaria en mi último trabajo. Es una mujer vivaz llena de energía y muy simpática. Morena y de proporciones mayúsculas, bien dotada, mirada penetrante, ojos negros, rasgos casi indios y seguramente que cuando le sucedió esto que les cuento era sin duda una mujer muy atractiva. Canta las rancheras de manera espectacular y ha participado en festivales haciendo lo que sabe hacer, trasmitir su encanto, por su voz y gracia, por su habilidad para seducir con su sensualidad y sonrisa cautivadora. Me consideró su amigo al confiarme, en un momento de pausa entre clase y clase, lo que a continuación les describo; confirmo una vez más que también es asomarse a través de una mirilla cuando alguien te suelta una historia de esta índole, tan íntimo. que se descubre ante tí.
Se enamoró como lo hacemos todos, construyendo un humano ideal en torno al que sería su pareja por el resto de sus días. ¿O no es así esto del amor? Algunos novelistas y famosos pensadores que también escriben y describen con sus perspectivas y experiencias, o al menos tratan, plantean esa misma disyuntiva, no se puede amar sin enaltecer, glorificar, mitificar a un ser que está dispuesto, igual que uno, a darlo todo sin pedir nada a cambio. Hasta que se descubre la bondad de uno de ellos o estos. Una mirada inocente basta para saber quién está en control de la situación.
Lo conoció de manera poco ortodoxa si ahora casi es convencional, por medios electrónicos, sitios sociales tan de moda en la actualidad. Mandó sus fotografías y ella le permitió a entrar en su vida. Él y ella vivían en el país del norte donde todo es posible; enamorarse les fue llegando como se debe dosificar el amor. Poco a poco, medido, con encantos y detalles (flores a cualquier hora) ya palpables en su corazón se decide a conocerlo en persona, dejarlo entrar a su corazón, me decía ella. Tal fue la atracción, que en cuanto se presentó la oportunidad de encontrarse frente a frente, no hubo reclamo alguno, por el contrario, se reforzaron los vagos sentimientos que no encontraban lugar para ser alojados. La fusión fue instantánea y así duró más de seis meses. Él la cortejaba y ella se congratulaba por su vida, plena, extasiada, flotaba a diez centímetros del piso como esos seres que disfrutan pensando lo, recordando lo, sintiendo lo. Pasaban del tiempo juntos y disfrutando cualquier cosa que estuviera de paso, escenas de un parque recorriendo alrededor o efectuando caminatas interminables hacia el horizonte, “andar y andar los caminos” como diría un gran poeta del castellano, viviendo cada vez una sensación diferente.
Ella tenía su familia de corte muy tradicional. No sería fácil informar que la manera de conocerlo era totalmente fuera de su contexto y mucho golpearía la estructura rígida de la cuna en su país. Al decidirse a realizar su matrimonio con este ser, tendría que enfrentarse a su duro padre y al esquema trazado con antelación para ella. Las expectativas serían totalmente transformadas en el ideal del seno familiar.
Él llegó a ocupar casi la totalidad en la vida de ella y finalmente, llegadas las fechas de diciembre para el festejo de la Navidad (fiesta por demás familiar en su país), ella decidió enfrentar lo inevitable. Viajar a la casa de sus padres y comunicar lo que el corazón le exigía. Preocupado él por las eventualidades de un viaje y algún siniestro durante su ida y vuelta, deciden juntos asegurar su porvenir con una póliza cubriendo viajes y accidentes, nada inusual. Él permanece en el domicilio de ella y durante el viaje; ellos no cesan de comunicarse, el amor desbordado y las sensaciones de inestabilidad y deseo afloran como intensas revoluciones dentro de su vientre, es un pequeño colibrí dando vuelcos a mil por hora dentro de su abdomen. Habiendo enfrentado su destino y con valentía no le eximió por ningún motivo la molestia y desencanto de sus padres; hubo de soportar con resignación y hasta con desdén, las interpretaciones que le embarraron en la cara. Pero a fin de cuentas, ella sabía que los brazos de su amado le esperaban a su regreso y ese era motivo suficiente para soportarlo todo.
De retorno a su apartamento en California, encuentra una nota en el quicio de la puerta que le dice: “Amor, tuve que salir intempestivamente de la ciudad, un asunto de negocios me impidió recibirte como te mereces, no sabes cuánto ansío tenerte en mis brazos, besarte y ver tu sonrisa en este día. Te prometo que tan pronto pueda estaré de regreso para proceder con los trámites del matrimonio, espero me puedas ayudar con la venta de mi departamento y de todo el menaje para avanzar con esos pendientes; probablemente esté fuera solo un par de días más. He esperado tanto por estos momentos que las ansias me queman y no encuentro sosiego dentro de mí por no tenerte a mi lado.” Te amo, ÉL.
Así dicho, ella invadida por esa energía que el universo proporciona cuando se está enamorado, no tuvo mayor problema en comenzar la venta del departamento, muebles y menaje completo, al fin estaría en donde había soñado, en las nubes más suaves, deliciosa sensación de cumplir sus sueños. Al subir al desván, la mañana siguiente, un corto en la energía le impide seguir. Solicita apoyo de un especialista para que se revise la instalación completa, “no quiero tener estos problemas cuando él regrese, debe de vivir como yo, sin preocupaciones de esta naturaleza, ya tendrá que preocuparse por cuidar a nuestros hijos, su trabajo, de mí.”
El personal descubre un problema que ha sido planeado para una catástrofe mayúscula. Si, un cable de luz ha sido alterado con sendos cortes en su capa protectora, se ven las muescas de la herramienta en el plástico envolvente, que además se ha colocado detrás de un tubo de gas, emitiendo una ligera fuga, tal vez imperceptible al olfato por estar ubicado en una zona con poca circulación, alejada de la vista, olfato, detección. Sutil y cuidadosamente ha sido preparada una explosión al tiempo de su salida. Urgida por la sospecha de una actitud malévola, decide comunicarse con la compañía aseguradora y revisar los términos de su póliza, solo para descubrir que tanto su inmueble como su persona, habían sido evaluados en un millón de dólares, siendo el único beneficiario su futuro esposo. El único beneficiario, al cien por ciento, cubriendo bienes y todos los activos, elaborado con anticipación de dos meses antes de establecerse el compromiso de matrimonio, firmado y documentado, preparado misteriosamente para hacerla llegar a las nubes, pero físicamente por medio de una explosión provocada por una chispa de luz sobre una fuga de gas. Su corazón latía agitadamente, sin descanso, las sensaciones y emociones se volvieron angustias, ansiedad, sudor frío, miedo, desesperación por salir de ahí de inmediato.
Tomó el primer vuelo a México antes de cumplir los tres días del retorno de él, no quiso saber nada más de sus aspiraciones, ni de su vida proyectada en un país del primer mundo, de sus bienes adquiridos, de sus sueños con el hombre amado, la pareja perfecta, el cariño que le profesó inmensamente hipócrita, falso, humillante.
Poco tiempo después también descubrió que no era la primera vez que él había planeado y llevado a cabo su macabro plan. Este había sido su tercer intento por eliminar sutilmente a su futura esposa, fue investigado por la compañía de seguros y los registros policíacos tuvieron acceso a un historial extenso de sus actividades en otros estados. Los otros dos casos previos, habían culminado con la muerte de su consorte, dejándole cuantiosas cantidades, tanto por los bienes reclamados en la cobertura de la póliza como cuentas bancarias, joyas, autos, todo tipo de bienes materiales.
Mi amiga se hizo más reservada, prefería cubrir su soledad con actividades encimadas una sobre la otra, sin descanso, sin tregua, resignada a su vida en soledad, migraña, ciática y dolencias de todo tipo la aquejaban cuando la encontré de nuevo. Cabe mencionar que poco tiempo después el universo la premió con un hombre que la quiere como es, sin quitarle ni restarle, sin aumento o deducción. Un hombre bueno (según ella, le creo) que disfruta de su compañía a cada instante, aunque no es muy seguido, ya que ella es esclava de una escuela, él viaja constantemente dentro y fuera del país. Se nota en su rostro iluminado que ha dejado atrás su nefasta experiencia del pasado en California.
La mirilla también es ese pequeño agujero que nos permite asomarnos al corazón de la gente que nos rodea y que por alguna razón del universo están a nuestro lado, una vez más.